lunes, 11 de julio de 2011

Sentimientos ...

Hoy me apetece llorar, gritar a toda voz, sentir que nadie sabe que existo...
El porqué no lo tengo muy claro, supongo que cuando hay un exceso de felicidad en mi vida algo me hace poner el freno , no precipitarme y no acostumbrarme a esa situación, porque en cualquier instante todo puede cambiar, toda la alegría puede convertirse en dolor, así que mi cuerpo se va haciendo la idea.

sábado, 9 de julio de 2011

sin rumbo capítulo 10 :)

Por unos instantes mi corazón se paró, no me lo podía creer me había olvidado…
Sabía que era cosa del accidente pero el mero hecho de pensar que no recordaba todo lo que había ocurrido entre nosotros, todo lo que sentía por mí y todo lo que hacía suscitar en mi corazón me hizo llorar de impotencia.
Él me contemplaba un poco atónito y yo no sabía que decir.
Mientras seguía preguntándome que quién era y por qué lloraba mi cabeza debatía entre si huir y olvidarme de él para siempre o explicarle quién era.
Pero mi cuerpo actuó solo, me acerque a él y lo abrasé, le di la carta que me había enviado y una que le había escrito y simplemente me marché diciéndole que tras leerlas todo estaría más claro.
Eché a correr sin mirar atrás mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas, todo mi mundo se desmoronaba poco a poco, no podía parar, no podía pensar, avanzaba por los pasillos, bajaba por las escaleras, casi tropiezo con un médico, pero al  finalmente lo esquivé y antes de lo que pensaba estaba en el parking, buscando a Carlos por todos lados, gritando con una mezcla entre dolor e impotencia pero alguien me agarro por detrás y me tapó la boca, en ese momento comenzó el pánico.
No podía parar de llorar y esas manos taparon aún más fuerte mi boca, estaba realmente asustada…
De repente una venda tapó mis ojos y una voz muy potente se acercó a mi oído:
-Cuanto menos te resistas mejor no queremos hacerte daño solo divertirnos un rato, dado que tú ya te as divertido bastante haciéndote pasar por enfermera.
Escuché una risita de fondo y noté como varias manos recorrían mi cabeza y mi cuerpo, estaba templando, el pánico se apoderaba de mí y cada rose me parecía una tortura.
No podía parar de darle vueltas a lo que me estaba ocurriendo cómo podían ponerse las cosas tan difíciles, pasar una noche maravillosa y la peor  mañana de tu vida.
 Aunque me hizo pensar, realmente siempre era yo quién ponía las cosas difíciles, quién se complicaba la vida, pero me quedé sin lágrimas y sin explicaciones  mientras me seguían susurrando cosas a mi oído y mientras mi cuerpo seguía esquivando sus manos.
 Lo único que me reconfortaba es pensar que Carlos podía aparecer en cualquier momento, podía salvarme la vida, convertirse en mi héroe, así que cerré los ojos y apreté los puños y tan solo grité su nombre lo más fuerte que pude.
Él era mi única salida…