Una sonrisa frustrada invadió mi cara, para intentar ocultar la lágrima que estaba apunto de derramar, pero algo me detuvo, tenía un plan, mi madre no tenía que trabajar pero y si tuviera que hacer algo que le impidiese ir a Málaga, ya se, echaría mano de mi familia.
Sí, mi abuela siempre me había dicho que me dejara llevar por mi corazón, así que en una situación así seguro que me apoyaba.
No lo dude un instante la llamé, le expliqué la situación y como suponía me dio todo su apoyo, me dijo que no me preocupara más de ese tema, que me centrara en lo realmente importante, y así lo hice.
Eche mano de todos mis contactos y Carlos de los suyos y tras mover unos hilos conseguí encontrar la información que necesitaba, eso de tener amigos en todos lados está my bien.
Finalmente localicé el hospital en el que se encontraba pero ahora tenía otro problema cómo conseguiría entrar. Era uno de esos hospitales privados que como no tengas pase no dejan entrar a nadie, y yo no era ni de la familia, lo tenía realmente crudo, pero algo se me ocurriría.
Estaba agotada, llevaba todo el día de un lado para otro y no habíamos buscado sitio ni para dormir, pero estábamos en Madrid por lo que ese no sería el problema. Tras dar varias vueltas encontramos un hotelito muy mono y no demasiado caro junto a la Plaza de España.
Eran casi las doce por lo que en cuanto entramos en la habitación caímos rendidos en la cama, me sentía súper a gusto abrazada a Carlos durante toda la noche, pero el despertador acabó con mi sueño.
Bueno ya lo teníamos todo listo unos amigos, nos llevarían hasta el hospital y el resto lo tendríamos que conseguir por nuestra cuenta.
Solo tardamos unos 20 minutos en llegar, y ¿cuál era mi plan? Muy sencillo, me haría pasar por una enfermera, si estoy un poco loca lo se, pero era mi última esperanza de verlo así que lo lograría.
Todo iba sobre la marcha conseguí con facilidad el traje y colarme para averiguar su habitación, y cuando entre casi me desmayó, podía reconocer su cara, sus manos pero estaba todo lleno de vendas, con heridas por todas partes, me acerqué con lentitud para contemplarlo con mas detenimiento, y no lo pude evitar lo besé con dulzura.
Noté como sus ojos se abrían y me miraban con detenimiento, pero de su boca solo salieron estas palabras:
- ¿Quién eres?
…
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