Sentí como todo mi cuerpo se aceleraba al mismo tiempo que la moto, y mientras experimentaba ese subidón de adrenalina, me apoyé en su espalda, me sentía súper a gusto agarrada a su pecho.
Casi me quedo dormida, pero unas palabras lo evitaron.
-¡Felicidades¡
Me dijo mientras yo no entendía el porqué.
-¿Es tu cumpleaños no? O al menos eso me dijo ayer mi hermana.
Ni siquiera me había acordado, llevaba meses pensando que iba a hacer y con todo el follón con Peter se me había olvidado.
-Sí muchas gracias, respondí, mientras seguía dándole vueltas.
-Como cumples 15 hoy te vas a llevar 15 sorpresas.
No pude evitarlo esbozé una sonrisa aunque no tenía muy claro si era porque no me lo creía o porque esperaba que fuese cierto.
Llevábamos casi una hora en la carretera y yo no tenía ni idea de a donde íbamos.
Me dijo que estábamos apunto de llegar y que la primera sorpresa estaba cerca, pero que debía vendarme los ojos si quería verla, y sin mucho resistirme lo hice.
Pasaron unos 5 minutos cuando noté que la moto se paraba y con su ayuda me bajé, dimos un par de pasos hasta que sentí su aliento en mi cuello y me dijo al oído:
-Aquí tienes tu primera sorpresa, estamos en mi lugar favorito del mundo, espero que te guste.
De repente me quitó la venda y vi el paisaje más hermoso que podía haber imaginado. Había una pequeña cascada, donde se reflejaba el arco iris, a continuación un hermoso río, rodeado de un frondoso bosque con una casita a su derecha, parecía de cuento.
Me quedé sin palabra aunque mi cara lo dijo todo y él se dio cuenta.
Me cogió la mano y comenzamos a caminar hacia la casita, tenía la llave, por lo que supuse que pertenecía a su familia, y después de haber visto su casa no me extrañaba.
Dentro había una de esas típicas cestas de pínic de película, la cogimos y volvimos a salir.
Por segunda vez volvió a taparme los ojos en esta ocasión con sus propias manos, con dulzura y cariño.
Y tras dar un par de pasos las apartó de mí.
- Voilà madam, ahí tienes su segunda sorpresa.
Había una enorme sábana azul cubierta y rodeada de pétalos de rosa, y un montón de velas aromáticas por todas partes, era maravilloso.
Cogimos la cesta y nos tumbamos, me acomodé mientras él empezó a sacar comida, chucherías, chocolate…
Pero nuestras miradas se cruzaron, y mientras se me aceleraba el corazón nuestras bocas se acercaban lentamente, sin prisa, pero sin pausa…
Hola, Soy la señorita de las confesiones jeje. Para nada me importa que hagas tú tu lista,pero eso si; avísame, que me gustaría leerla.(:
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